miércoles, 15 de julio de 2009

El fogón de Artigas - La Provincia Oriental autónoma (I)

“Con esta fecha doy mi última providencia...y si no veo un pronto y eficaz remedio, aguárdeme el día menos pensado en ésa. Pienso ir sin ser sentido, y verá usted si me arreo por delante al gobierno, a los sarracenos, a los porteños y a tanto malandrín que no sirven más que para entorpecer los negocios”. (Carta de Artigas a Rivera, noviembre de 1815).

Los lineamientos del gobierno artiguista.

En marzo de 1815 las fuerzas artiguistas ocupaban Montevideo. El comercio paralizado comenzaría lentamente a recuperarse. Largos años de guerra habían destruido prácticamente la explotación ganadera organizada, dando lugar a la caza incontrolada del ganado. Las masas rurales, movilizadas para la guerra, habían abandonado el trabajo regular. La historiadora Lucía Sala señala que “ La miseria alcanzaba a la mayoría de la población. La importancia que en el movimiento artiguista tenían los pequeños hacendados , como así también la tradición antilatifundista, el democratismo rousseauniano revolucionario y el papel cada vez mayor de las peonadas, negros e indios en el ejército - incluyendo los guaraníes misioneros - iban a contribuir a que la solución de los problemas se hiciera por un camino avanzado, rompiendo los elementos más retardatarios de la vieja estructura heredada.”

La solución de los problemas económicos iba a estar estrechamente relacionada con la política social que define al artiguismo. Distintas disposiciones limitaron el comercio inglés a los puertos y reservaron a los nacionales el tráfico interior y las manufacturas. También se excluyó las formas de acumulación a través de los negocios con el estado, la deuda pública y los abastecimientos. Artigas mismo separó a Otorgués, el comandante de las tropas que entraron en Montevideo, por haber permitido los negocios de ciertos impacientes patricios que se habían aprovechado de sus cargos públicos, a la vez que enfrentó la tendencia de algunos oficiales a negociar de manera no muy clara con los cueros de los ganados que faenaban para la manutención de las tropas. Además, quería eliminar la forma de explotación depredatoria del ganado, y establecer un riguroso control de las finanzas de guerra, exigiendo para ello una aplicación estricta de impuestos y contribuciones, los que trató de reducir al máximo. En suma, pretendía imponer un sistema económico y financiero que excluyera la especulación y los negociados, que constituían las actividades más “rendidoras” en época de guerras.

El conflicto con el patriciado.

Carlos Anaya nos dice que fue hacia 1815 que el patriciado montevideano abandonó a Artigas y el memorialista Ramón de Cáceres registra la reacción indignada de Francisco Javier de Viana ante el hecho de que alguien pudiera creer que un Viana podía servir bajo las órdenes de un Artigas...
Como señala Carlos Real de Azúa en su brillante obra “El Patriciado Uruguayo”, “Es seguro, sí, que las características que el artiguismo portaba : desorden inmediato, irrupción física del campo en la ciudad, política agraria, presencia de las clases desposeídas, alardes igualitarios tuvo que distanciar al Patriciado montevideano del Jefe de los Orientales y preparar la hostilidad que siguió.

1815 es un año capital para estudiar, rastreando a través de hechos muy mal conocidos, esta enemistad recíproca, larvada primero, desembozada después entre Artigas y el Patriciado montevideano.”
Es bueno recordar que Artigas, desde el comienzo de la revolución de 1811 nunca más volvió a estar en Montevideo, ciudad por la que sentía un particular rechazo. Otorgués, pariente de Artigas, paisano crudo y bueno para la guerra, estará en el centro de la intriga de los patricios. Sin experiencia para la política, será tironeado por gente inescrupulosa como Lucas Obes o Juan María Pérez, quienes escudándose en el poder del Gobernador artiguista, pretenderán llevar adelante su política intereses egoístas. La clase dirigente montevideana le devolvía a Artigas la hostilidad. “Cuando en 1817, el Cabildo de Montevideo salga a recibir a Lecor y afirme que sólo por temor y por fuerza había obedecido al Precursor, hacía años, probablemente, que no hablaba con tanta sinceridad.” - señala Real de Azúa.

Artigas gobernó desde Purificación.

Para comprender este período es imprescindible tener en cuenta que la ciudad de Montevideo durante casi 4 años había sido un baluarte del poder español, provisoriamente derrotado en 1814, pero que amenazaba desde España con el envío de una expedición reconquistadora. El destino de la misma podía ser el Río de la Plata o Venezuela, donde finalmente se dirigió, desatando una feroz represión que entre otras calamidades, provocará el segundo exilio de Simón Bolívar . Esto explica el acercamiento entre Artigas y las nuevas autoridades de Buenos Aires (luego del motín de Fontezuelas que provocó el alejamiento de Alvear del Directorio) basado en el común interés de evitar una derrota de la revolución rioplatense y americana , más allá de las divergencias en cuanto a la organización del nuevo régimen que se mantenían. Para Artigas, el neutralizar cualquier acción contra revolucionaria de los españolistas montevideanos se va a constituir en una verdadera obsesión. Artigas fue extremadamente duro con ellos y exigió que los elementos más peligrosos que no habían emigrado fueran enviados a su campamento para evitar cualquier riesgo y “purificar” a la revolución.

Purificación es todo un símbolo del artiguismo, “campamento de hileras de tiendas de cuero y de chozas de barro”, donde en la mayor pobreza, pero con la mayor dignidad,se llevaba adelante el gobierno de la Provincia Oriental y de la Liga Federal. “El excelentísimo señor Protector de la mitad del nuevo mundo estaba sentado en una cabeza de buey, junto a un fogón encendido en el suelo fangoso de su rancho, comiendo carne de asador y bebiendo ginebra de un cuerno de vaca. Lo rodeaba una docena de oficiales andrajosos.”- testimonia el inglés Robertson, detenido por fuerzas artiguistas en tráficos comerciales no muy santos.

Como sostiene Carlos Machado, dos características definen a su gobierno : la orientación popular, expresada en todas las medidas a favor de los más desamparados, desde los indios y negros hasta los criollos pobres - política repudiada por el patriciado montevideano - y la severidad, con firmeza revolucionaria, manifiesta en sus órdenes contra los enemigos de la revolución, protegidos por buena parte del Cabildo montevideano entre los que tenían parientes y amigos, o ávidos protectores que deseaban traficar con sus propiedades, en lugar de que éstas fueran otorgadas a los pobres.

El territorio quedó dividido en dos jurisdicciones : al norte del Río Negro gobierna directamente Artigas ; al sur se instala - luego del efímero y conflictivo gobierno de Otorgués - el Cabildo Gobernador elegido por los pueblos de la campaña además de Montevideo, cercenando las expectativas políticas y económicas del patriciado de la orgullosa ciudad. Como representantes de confianza envió a Miguel Barreiro y a Fructuoso Rivera, encargados de ser el enlace con Purificación. “Por supuesto el Jefe se reserva la suma del poder : revoca decisiones, legisla, juzga y ordena. Un par de veces debió sentenciar en litigios entre sus comandantes y el Cabildo...” - comenta Machado - “Y formula severas amenazas ante las dilatorias del Cabildo para ejecutar sus ordenanzas : “Me hacen creer que entrando en esa plaza (Montevideo) todos se contaminan...”

Estaba todo por hacer.

La actividad del gobierno artiguista, en el corto período en que pudo aplicarse en paz (apenas desde marzo de 1815 hasta julio de 1816 cuando comenzó la invasión portuguesa) , asombra por lo complejo de los temas que intentó solucionar. Artigas era consciente del desafío y supo que no todo podía llevarse adelante. Fiel a la consigna que señala Robertson -“Vamos despacio que estoy de prisa”- privilegió ciertas cosas que podían traer la recuperación de la Provincia Oriental, al tiempo que aportar la necesaria justicia social con los más débiles de la sociedad. Por ello un resumen de su gobierno pasa por resaltar :
1)La atención a la campaña en el Reglamento del 10 de setiembre de 1815  y demás disposiciones entre las que se destacan las referidas a los indios ; 2) La regulación del comercio con extranjeros, especialmente norteamericanos e ingleses ; 3) La acción de la marina mercante fluvial , que a partir de la Comandancia establecida en Montevideo, tendrá una acción importantísima en la economía de la Liga Federal ; 4) La habilitación de escuelas primarias y su provisión de útiles y demás elementos necesarios para la enseñanza, en los más alejados rincones de la campaña ; 5) la instalación de la Biblioteca Pública, el 26 de mayo de 1816, con la consigna famosa de “Sean los Orientales tan ilustrados como valientes” ; 6) el funcionamiento de la Imprenta recuperada en las negociaciones con los porteños, donde se intentó llevar adelante la publicación del “Periódico Oriental” ; 7) reorganización administrativa imprescindible del Comercio, las Rentas de Aduana, la autonomía de la Iglesia, la administración de los Correos, la atención a la salud pública a través de la difusión de la vacuna contra la viruela.. todo con el criterio de que “los cargos que da la Patria a sus hijos son de honor y empeño por la felicidad pública”...

En la próxima analizaremos la esencial política agraria artiguista.

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