miércoles, 15 de julio de 2009

EL fogón de Artigas - La Liga Federal: el sueño de la Patria Grande...

“... consultando cada una de las provincias todas sus ventajas peculiares y respectivas, y quedarán todas en una perfecta unión entre sí mismas ; no en aquella unión mezquina que obliga a cada pueblo a desprenderse de una parte de su confianza en cambio de una obediencia servil, sino en aquella unión que hace al interés mismo, sin perjuicio de los derechos de los pueblos y de su libre y entero ejercicio.” (Artigas al Cabildo de Corrientes, 29 de marzo de 1814).

El original proceso de la revolución oriental hizo surgir el liderazgo de Artigas, cuya fuerte personalidad condensó en posturas y documentos ( tal el de las Instrucciones del año XIII) una concepción de la organización de los pueblos que se independizaban del decadente dominio español, respetuosa de las “soberanías particulares”, pero no menos exigente en cuanto a propiciar la unión de todos, en un régimen libremente acordado. Con esto chocaba con la dirigencia de Buenos Aires, cuya interpretación de la revolución emancipadora era totalmente favorable a mantener una hegemonía incontestada de la ex-capital virreinal.

Como señalan Barrán y Nahun el desafío era lograr la conciliación entre las soberanías particulares de los pueblos y la unión de esos pueblos con un mismo origen y un mismo destino. De allí la originalidad del planteo federal de Artigas que permitía evitar los dos riesgos, ambos muy negativos : el centralismo porteño y la pulverización en republiquetas impotentes. “Artigas les ofreció a las provincias” - sostienen estos autores -“tantas ventajas cuantos inconvenientes encontraban en Buenos Aires : salida al mar, libertad comercial, igualdad provincial , reparto de las rentas aduaneras. No fueron estas meras promesas ; se concretaron en reglamentos, disposiciones y acciones.”

La fuerza del federalismo.


Más allá de las definiciones teóricas establecidas desde 1813, el federalismo artiguista encuentra en la realidad geográfica y humana de la región platense de la época elementos favorables a su implementación. En una época con graves dificultades de comunicación ( sin ferrocarriles, ni puentes, ni carreteras) las vías naturales y rápidas son los grandes ríos de la región. A través del Uruguay , el Paraná y sus afluentes logran unirse y articularse zonas tan diversas como la del litoral ganadero extendido hasta lo que hoy es Río Grande del Sur, el zona agrícola yerbatera del Paraguay y , a través de Santa Fé, el interior profundo argentino con su economía minera, agrícola y artesanal. “El federalismo artiguista ofrecía a estas comunidades la primera fórmula de integración útil y práctica y les proporcionaba el instrumento de “gobierno inmediato” capaz de asegurarles el directo y particular ejercicio de su propia soberanía , sin desmedro de la unidad nacional platense, consagrando así en los hechos, el dogma de la Revolución” - sostienen Reyes Abadie,Bruschera y Melogno.

La política bonaerense una y otra vez frustró todas las expectativas. De allí que las provincias ( o tal vez es más preciso decir las clases dirigentes - urbanas y rurales - de provincias que se estaban constituyendo sobre la marcha) vieron en la posibilidad federal artiguista la forma de escapar al proyecto centralista.

La naturaleza del sistema.

Las provincias al adherir al sistema federal encontraban rápida satisfacción a sus deseos de autonomía política (designaban todas sus autoridades en lugar de recibir porteños o filo-porteños), y pasaban a controlar sus intereses económicos. El signo de su adhesión al sistema era enarbolar el pabellón tricolor ( combinando los colores propuestos por Artigas del azul, blanco y rojo) , y proceder a una elección popular de sus autoridades. Artigas se limitaba a representarlas en materia de “relaciones exteriores” , comprendiendo esto específicamente la dura confrontación ideológica, política y militar con Buenos Aires, sin intervenir directamente en los asuntos internos específicos de cada provincia. La magistratura de “Protector de los Pueblos Libres” la ejercía desde su capital de Purificación trazando las grandes orientaciones, resolviendo los asuntos que se elevaban a su consideración o fallando en pleitos llegados en apelación, con un marcado tono paternalista. “Mantuvo en todos los casos “- sostienen Reyes Abadie, Bruschera y Melogno -“ un amplio respeto por las autoridades provinciales aún de las más directamente ligadas a su consejo y superior resolución como lo fueron la Provincia Oriental, Misiones, Corrientes y Entre Ríos.”

La debilidad del federalismo.

Lamentablemente , el vigoroso impulso federal solo pudo aglutinar ( y no por mucho tiempo) a la Provincia Oriental, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba. Inmensa frustración ( y origen de problemas futuros para el caudillo oriental) fue la actitud del Paraguay de mantenerse aislado de la revolución rioplatense, cuando Artigas pensaba que su incorporación era clave para la extensión y consolidación del sistema federal. Buenos Aires , salvo episodios de conciliación que pueden considerarse como el aprovechamiento de treguas cuando estuvo a punto de ser derrotada ( en abril de 1815, motín de Fontezuelas) mantendrá una hostilidad creciente. Estará dispuesta a la amputación del territorio : en junio de 1815 la misión Pico-Rivarola se presentará ante Artigas con la tentadora oferta de que éste se quede con la Provincia Oriental, Entre Ríos y Corrientes. El Protector rechazará firmemente estas propuestas que desnaturalizaban por completo su idea de constituir una patria americana unida y viable. Luego Buenos Aires, pasará a la guerra solapada o directa. El campo de batalla principal fue la provincia de Santa Fe, llave del acceso al interior argentino. Un interior argentino donde la figura dominante era San Martín. Este no comulgaba con los peores excesos de un centralismo de camarillas, pero detestaba el sistema artiguista por republicano y popular, haciendo todo lo posible para evitar el “contagio” de las provincias por él controladas ( San Juan, San Luis, Mendoza) mientras preparaba su expedición contra los españoles de Chile y Perú.

El otro elemento de debilidad estaba en el interior mismo de las provincias( incluida la propia Provincia Oriental) : oligarquías urbanas o poderosos caudillos rurales, adherían al federalismo como alternativa pues les daba el poder directo en sus pagos. Pero no existía una comprensión profunda de la concepción artiguista. De allí que cuando la suerte de Artigas cambie, golpeado duramente por las derrotas militares, por la pérdida del puerto de Montevideo en 1817, muchos comenzarán a pensar en “arreglarse” solos, sin los sacrificios que imponía el cumplimiento del ideal del Protector. De allí que lentamente alrededor de Artigas comience a respirarse un aire de traición, que a la postre hará caer por su base a tan generoso sistema.

La política económica federal :¿Antecedente del Mercosur ?


De ninguna manera. Se inspiraba en la tutela de las producciones artesanales frente a la introducción de similares competitivas y al estímulo de la producción exportable, con la clave de que todo el manejo económica interno quedaba en manos de los nacionales. Los extranjeros (ingleses, norteamericanos en su mayoría) podían operar exclusivamente en los puertos ; hacia el interior del territorio se les prohibía terminantemente. El proyecto económico plasmado en el Reglamento Aduanero del 9 de setiembre de 1815, encierra la ambición de generar un sólido espacio nacional en base a las provincias que en ese momento adherían al sistema pero con ventajas inmediatas para todas las demás, en una clara orientación americanista.
Como explican Barrán y Nahun, el reglamento crea una especie de “unión aduanera” en la cual las provincias autónomas integran un único organismo económico dirigido por los americanos. Se prevenía así la infiltración de los poderosos comerciantes extranjeros - cosa que ocurría en Buenos Aires - para evitar que esos intereses pasaran a controlar el nervio vital de la economía nacional. Se trató de hacer prevalecer en el plano económico la justicia e igualdad, único ideal posible de una auténtica revolución con fuertes raíces populares. Pero Artigas no pudo hacer triunfar su sistema : la oligarquía porteña y el imperialismo europeo(anglo-portugués) eran demasiado poderosos. Y ambos no estaban dispuestos a ver que se les escapaba una fracción tan importante del mundo. La gran conspiración se puso en marcha a mediados de 1815.

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